La inteligencia emocional es la capacidad para identificar, comprender y manejar nuestras propias emociones de tal modo que nuestras relaciones interpersonales sean satisfactorias, podamos lograr nuestras metas y objetivos, consigamos controlar el estrés y superar los obstáculos e inconvenientes.
No se trata de controlar ni eliminar nuestras emociones negativas, que, por otra parte, tienen un valor adaptativo, si no de saber manejarlas para que no lleguen a desbordarnos inútilmente.
Es decir, una persona que tiene inteligencia emocional, cuando aparecen las emociones negativas tiene las capacidades para identificarlas y, así, poder saber exactamente qué es lo que siente realmente y por qué. De la misma manera, esta persona puede identificar y comprender lo que sienten los demás, lo que quiere decir que es más empática, que posee la habilidad de “ponerse en los zapatos de los demás”. Algunos expertos sugieren que la inteligencia emocional puede ser más importante que el cociente intelectual para determinar el éxito tanto en las relaciones personales como en la vida laboral.
Las características principales de la persona con baja inteligencia emocional son las siguientes:
Cuando una persona no sabe identificar y manejar sus emociones, se encuentra con muchas dificultades en todas las áreas de su vida: para tener relaciones satisfactorias, para alcanzar el éxito profesional, para trabajar en grupo, etc. En general, la inteligencia emocional:
La inteligencia emocional implica cinco capacidades básicas: Identificar las propias emociones reconocerlas y manejarlas, saber auto motivarse y gestionar las relaciones personales.
Las personas con alta inteligencia emocional: